Las ventanas de aluminio son resistentes y duraderas, lo que las hace ideales para cualquier tipo de clima. También son energéticamente eficientes, lo que puede ayudar a ahorrar dinero en las facturas de calefacción y refrigeración. Además, son fáciles de mantener y limpiar.
Las ventanas de aluminio se pueden clasificar en cuatro tipos principales: correderas, oscilobatientes, practicables y abatibles. Cada tipo tiene sus propias ventajas y desventajas, por lo que es importante elegir el tipo adecuado para sus necesidades.
Las ventanas de aluminio pueden tener una serie de características adicionales, como aislamiento térmico, aislamiento acústico y seguridad. Estas características pueden mejorar el rendimiento y la durabilidad de las ventanas.